¡Hola, lazarillos y lazarillas! Hoy os traigo un post que va dedicado más a docentes de lengua que al alumnado, dada su complejidad. En él profundizo en la diferencia entre morfología sincrónica y diacrónica, entre bases transparentes y opacas, entre palabras patrimoniales y cultismos, con ejemplos que ilustran ambos enfoques en el análisis de algunas palabras heredadas del latín para que abordaremos la morfología con mayor seguridad en el aula.
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AMBIGÜEDAD MORFOLÓGICA
A la hora de analizar morfológicamente una palabra en sus partes internas, a menudo nos encontramos con dificultades, puesto que, incluso conociendo el origen etimológico de una palabra (que no siempre es así), hay dos posibles análisis del mismo vocablo.
Esto es debido a que en morfología existe el punto de vista diacrónico (histórico), que se remonta a la base latina, y el punto de vista sincrónico (base castellana), esto es, la palabra se incorpora al léxico de nuestra lengua por un proceso lingüístico conocido como lexicalización y deja de ser analizable a partir de sus formantes latinos.
El léxico constituye una parte del idioma sujeta a mayor variación que las demás. Es improbable que todos los miembros de un conjunto de hablantes compartan exactamente el mismo vocabulario, puesto que su cultura, su educación, su procedencia, su entorno y otros muchos factores objetivos condicionan el léxico que usan y su grado de conciencia lingüística. Estos factores repercuten en la distinción entre la vertiente sincrónica y la diacrónica de la morfología derivativa, lo que tiene consecuencias para el análisis gramatical (NGLE, § 1.6i).
En la medida en que la cultura léxica de los hablantes es variable, también pueden serlo la opacidad de los segmentos morfológicos o la transparencia de las voces derivadas.
SINCRONÍA VS. DIACRONÍA
El Diccionario de la lengua española define así estos conceptos:
- Sincronía (en lingüística): ‘consideración de la lengua en su aspecto estático, en un momento dado de su existencia histórica’. La morfología sincrónica se centra en la palabra castellana (no latina), que ha sufrido las evoluciones propias de la lengua.
- Diacronía: consideración de la lengua en evolución, como un ‘desarrollo o sucesión de hechos a través del tiempo’. La morfología diacrónica se centra en la palabra latina y en su evolución hasta las diferentes lenguas romances.
Según la RAE y la ASALE, la formación de palabras está sujeta en español a múltiples irregularidades que son resultado, en su mayor parte, de factores históricos (NGLE, § 1.6c).
Como ya se ha dicho anteriormente, el estudio de la estructura de las palabras puede abordarse desde dos puntos de vista: el diacrónico y el sincrónico.
La estructura morfológica de una voz no coincide necesariamente con su etimología. La estructura morfológica (concepto fundamentalmente sincrónico) proporciona respuestas diferentes de las que ofrece la etimología (concepto diacrónico).
- Desde el punto de vista sincrónico: la formación de palabras analiza las pautas morfológicas que permiten construir las formas compuestas y derivadas a las que los hablantes tienen acceso (bases transparentes, no opacas).
- Desde el punto de vista diacrónico: la diacronía es la parte de la gramática que estudia la evolución que experimentaron las formas latinas, así como la progresiva incorporación a nuestra lengua de neologismos de muy variado origen, por causas diversas, a lo largo de toda su historia.
TRANSPARENCIA VS. OPACIDAD
- Bases transparentes: son aquellas cuyo significado se puede deducir de modo directo del de la base y el del afijo. La transparencia de esta estructura morfológica radica en que sea manifiesta, es decir, que haya una pauta que dé sentido a estas voces como construcciones morfológicas. Cuando la derivación se interpreta como proceso sincrónico, se espera que la relación entre la base y el derivado sea transparente (reconocible e interpretable semánticamente). Los segmentos opacos a la conciencia lingüística de los hablantes no se suelen reconocer en la morfología sincrónica.
- Bases opacas, perdidas o no accesibles: en palabras de Alfonso Ruiz de Aguirre (2017), nuestra lengua procede de la evolución del latín. Muchas voces latinas han ido cambiando hasta llegar a ser irreconocibles por el hablante. A las bases que el hablante común no reconoce las llamamos bases opacas. En la morfología diacrónica, las bases opacas son fundamentales para trazar la etimología de esas voces, con independencia de que los hablantes la reconozcan o no. Por ejemplo, todos los hispanohablantes relacionan el adjetivo cubano con el sustantivo Cuba, pero solo algunos reconocen un adjetivo gentilicio en campechano (‘natural de Campeche, México’), el verbo zarandear (‘mover el grano en la zaranda’) y otras muchas voces derivadas de bases que resultan opacas para gran número de hablantes (NGLE, § 1.6h).
PALABRA PATRIMONIAL VS. CULTISMO
- Palabra patrimonial: palabra que ha seguido en su evolución las leyes fonéticas propias del idioma. Así pues, se trata de una palabra que, en nuestro caso, ha evolucionado fonéticamente desde el latín (lengua culta) hasta el castellano (lengua romance). Por ejemplo, ojo es una palabra castellana evolucionada a partir del latín ocŭlus. La base ha sufrido variaciones, en este caso por la pérdida de la consonante final -s (oculu), por inflexión vocálica oculo (u > o) y por la yod oc(u)lo > ojo (c’l > j).
- Cultismo: vocablo procedente de una lengua clásica que se toma en préstamo en una lengua moderna y no pasa por las transformaciones fonéticas propias de las voces populares o patrimoniales. Por tanto, el cultismo es una pa-labra formada sobre una base latina que no ha sufrido esas transformaciones porque no ha sufrido tal evolución. Por ejemplo, ocular (la base culta ocul- no ha variado respecto al latín ocŭlus).
POLÉMICA
Muchas de las relaciones que se reconocen en la vertiente sincrónica de la formación de palabras no tienen correlato histórico, lo que ha creado polémicas entre los gramáticos de diversas escuelas.
Ello ha dado lugar a polémicas entre los morfólogos, ya que unos entienden que debe darse preferencia a la procedencia histórica del derivado, y otros a la interpretación que los hablantes hacen de él.
Los morfólogos que optan por la vertiente sincrónica de la morfología suelen evitar las bases opacas y sostienen en su lugar variantes alternantes (también llamadas alomorfos).
Así, en el análisis sincrónico, calur- es una variante alternante (alomorfo) de calor- en caluroso, al igual que tuv- en tuve es una variante alternante (alomorfo) de la raíz ten- en el verbo tener.
En ambos casos se pone el acento en que los hablantes establecen las conexiones semánticas que esas relaciones léxicas expresan.
Por el contrario, los especialistas en morfología histórica argumentan que las descripciones de formas alternantes (los alomorfos) no proporcionan verdaderas explicaciones para las irregularidades que se describen, ya que ocultan su origen histórico.
A su vez, estos autores suelen conceder menos importancia a la vinculación semántica que los hablantes puedan establecer entre las palabras que se desea relacionar.
EJEMPLOS
Traducción
- Morfología sincrónica: traducción se deriva del verbo traducir.
- Morfología diacrónica (punto de vista histórico): traducción se deriva del latín traductĭo, -ōnis.
Tristeza
- Morfología sincrónica: tristeza se deriva del adjetivo triste.
- Morfología diacrónica (punto de vista histórico): tristeza viene del latín tristitĭa.
Conductor
- Morfología sincrónica: el sustantivo conductor se deriva del verbo conducir.
- Morfología diacrónica (punto de vista histórico): conductor procede directamente del latín conductor, -ōris.
Inflamatorio
- Morfología sincrónica: base castellana inflamar (del latín inflammāre). Inflam- sería el lexema o raíz (lexicalización de los elementos compositivos cultos in + flamma ‘en llamas’). A este sintagma lexicalizado se le añade el morfema derivativo sufijo -(a)torio, formador de adjetivos y sustantivos deverbales.
- Morfología diacrónica (punto de vista histórico): base latina flamma. El segmento -flam- sería el lexema o raíz, al cual le precede un elemento compositivo culto: la preposición latina in ‘en’ (in + flamma = ‘en llamas’), sintagma que se incorpora ya lexicalizado a la lengua castellana en palabras derivadas como inflamar, inflamado, inflamatorio...
CONCLUSIONES
La orientación de la gramática actual del español es, en lo esencial, sincrónica. No obstante, las consideraciones de carácter histórico son útiles para comprender los fenómenos que se analizan. Por ello, en la morfología se introducen frecuentes referencias a los factores históricos que condicionan la formación de un gran número de voces (NGLE, § 1.6m).
Además, junto a la variación histórica y la relativa a la cultura léxica de los hablantes, son relevantes en el estudio de la morfología léxica la variación geográfica y la social (información dialectológica y sociolingüística).
REFLEXIÓN PERSONAL
En morfología no todo es blanco o negro. Para mí, lo más importante es la reflexión lingüística. Como docentes, es esencial ser flexibles con el alumnado ante cuestiones tan complejas y, sobre todo, ser realistas, ya que no son filólogos ni podemos pretender que lo sean. Este asunto genera polémica hasta en los propios lingüistas, como para ser estrictos con los estudiantes de bachillerato que no tienen por qué saber lo que incluso a veces nosotros desconocemos...
Saber identificar la base opaca de algunas palabras no debe ser nuestro objetivo a la hora de exigir ciertos mínimos en morfología, puesto que el alumnado de bachillerato no tiene por qué conocer el origen de todas las palabras, y menos cuando el origen es inaccesible para el hablante común.
Al fin y al cabo, no debemos perder de vista que en nuestra materia los alumnos estudian lengua castellana, no latín. Es importante conocer el punto de vista histórico (etimológico) de las palabras para el análisis morfológico, pero el origen etimológico no siempre es accesible. No son (ni somos) diccionarios etimológicos. Lo importante es el análisis reflexivo sobre la lengua, y eso es lo que, a mi parecer, no debemos olvidar como profesores.
En resumen, enriquece saber que existen dos formas diferentes de abordar el análisis morfológico, pero el enfoque más intuitivo para el alumnado de bachillerato es la morfología sincrónica. Así pues, ambos puntos de vista son totalmente válidos, y ser inflexibles como docentes a la hora de evaluarlos, en mi humilde opinión, sería contraproducente.
BIBLIOGRAFÍA
Alfonso Ruiz de Aguirre (2017). Morfología para morfófobos.
¡Espero que esta información te haya servido para aclarar conceptos! Si tienes alguna duda, no dudes en dejarla en los comentarios y la responderé encantada.
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